Pues no, nada más lejos de la verdad. Y es que El juego de Ender es una de esas obras maestras de la ciencia ficción que todo amante de este género debería tener en su estantería.
Esta es una historia de niños que, realmente, no lo son. El mundo les ha arrancado la inocencia de la juventud y les ha enseñado a ser soldados, a ser despiadados, a luchar cada día y a cada hora para ser el mejor y así poder enfrentarse al “mal” que se esconde más allá de las estrellas. ¿Hasta qué punto estaríamos dispuestos a llegar para mantener la supervivencia de la civilización humana?
Esta es la pregunta que realmente aborda este libro y nos presenta un mundo y un universo donde los humanos están preparados para hacer todo lo posible para sobrevivir; ya sea enseñando a los niños a luchar y a prepararse para la guerra, como el control de la sociedad por parte de un gobierno totalitario mediante el miedo al control de la población, del control de los movimientos en la red o lo que uno puede opinar. Todo ello sin contar la justificación o no de la aniquilación de una raza para la supervivencia de otra. ¿Qué prefieres? ¿Ser un depredador o la presa?
Como veis, la ambientación y el mundo que ha creado Orson Scott es impresionante, bien construido y, sobre todo, creíble. Las tensiones políticas entre los países a pesar de unirse para luchar contra los Insectores; el sistema de aprendizaje de los niños mediante los juegos y videojuegos (cosa que daría para un artículo a parte), las dudas y el dolor que sienten los propios profesores al romper a los niños aún sabiendo que necesitan hacerlo para destapar su máximo potencial y crear así una posibilidad para la humanidad.
¿Hasta qué punto nos convertimos nosotros mismo en los enemigos de la humanidad?
Como veis, todos estos temas nos producen un marco inicial muy interesante y en el que queremos adentrarnos para saber más.
Dicho esto, viene el turno de hablar de los personajes. Ender, al igual que el resto del mundo, está muy bien construido. Como digo, no se trata de los pensamientos de un niño de seis, ocho, diez años, es un adulto en el cuerpo de un niño, con sus propias limitaciones. La manera de ver el mundo, de encajar los golpes que le dan sus amigos, sus enemigos y sus profesores demuestran una entereza propia de los mayores héroes. Y eso es lo que al final quieren sus profesores y el mundo entero; algo a lo que él mismo llega a resignarse. Ender decide aceptar su destino, superando cada reto, avanzando por la Escuela de Batalla y la de Alto Mando y convirtiéndose en ese comandante en un intento de vencer y ser libre. Todo lo que vive Ender, sus ideas, sus pensamientos, su estrategia, la mezcla de compasión y de odio que siente hacia sí mismo o del amor que siente hacia sus propios enemigos está descrito de una manera impecable.
De la misma manera, los personajes de Peter y Valentine, sus hermanos, son también muy interesantes; al fin y al cabo, los tres son genios. La única diferencia de ellos con respecto a Ender es que estos son más extremistas con respecto a lo que piensan y sienten. Aún así, con el paso del tiempo estos también evolucionan.
A medida que uno va leyendo Peter empieza siendo un monstruo para luego descubrir que tiene sus propios motivaciones, ideas y planes. Y, de la misma manera, Valentine pasa de ser una dulce chica a ser toda una mujer con unas ideas claras y donde acepta partes de su ser que en un principio le aterraban, convirtiéndose en alguien también muy fuerte.
Aunque es cierto que no llegamos a conocer en gran profundidad al resto de personajes, por culpa del propio argumento del libro. Sí que podemos apreciar sus matices y enseñanzas, aportando su valor a la trama y al propio personaje de Ender.
Para ir cerrando, me gustaría hablar un poco de los Insectores y es que hasta casi el final de libro sabemos muy poco sobre ellos. Aún así, al igual que pasaba con el libro de Pórtico, los humanos conocemos tan poco sobre ellos que lo único que tenemos son algunas pistas y conjeturas, convirtiéndolos en algo más realista, más interesante y, también, mucho más peligroso. El miedo que tenemos hacia lo desconocido y hacia algo que somos incapaces de comprender.
Para destacar otra punto que a mi me resulta muy interesante es el tema de la imposibilidad de comunicarse entre ambas razas. Los Insectores hablan de manera psíquica y los humanos con palabras, cómo podrían llegar a entenderse ambas especies.
¿Cómo podrían estar ambos seguros de que nunca se atacarán y de que hay galaxia suficiente para ambos? Esa idea me pareció muy interesante y me hizo reflexionar. Y es que la comunicación es algo muy importante y que a veces no prestamos tanta atención (debería hacer un artículo sobre ello).
Para acabar, querría hacer una mención rápida al final de libro. Y es que uno no se da cuenta de lo que ha estado viviendo hasta que se topa con esas últimas 20 páginas y te das cuenta de que todo ha acabado, que ahí, frente a ti, tienes tu final. Uno sin miramientos, sin florituras y que te demuestra, una vez más, que no estabas preparado para eso.
El juego de Ender es una historia donde los protagonistas son niños, aunque estos no tienen nada de niños. Hay brutalidad, amor, odio, miedo, política y acción. Es una historia donde los personajes no tienen más remedio que adaptarse a lo que les toca vivir. Es una aventura que te mantendrá pegado a las páginas y que te hará querer saber qué sucederá con Ender y qué retos le pondrás la próxima vez. Es un libro que habla de la supervivencia del más listo, de adaptarse o morir, de olvidarse del pasado y de los sacrificios que debe hacer uno para sobrevivir.
Así que ya veis, después de todo esto no puedo si no recomendar la novela.
Y dicho todo esto, nos vemos en el próximo Entre Lecturas.
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