Dicho esto, me gustaría hacer otra pequeña reflexión que yo mismo no entiendo. ¿Por qué tiene que ganar siempre el protagonista? O, más bien, ¿por qué lo enfrentamos a una lucha sin sentido o a una batalla que está perdida y decidimos que la vencerá sólo para contentar al lector? Hay mil maneras de desarrollar un personaje y de enfrentarlo a las batallas que debe ganar. Y, por desgracia, esto es un error del autor. No hay otro culpable aquí. Este podría haber pensado un poco más, haber hecho el esfuerzo de buscar otra alternativa que fuera más realista, creíble y que siguiera las líneas del universo que ha creado.
Es cierto que no nos gusta que nos muestren la realidad y que ganen los malos; por eso mismo leemos o vemos películas. Queremos alejarnos de la realidad, aunque sea solo por un momento. Pero las historias deben ser realistas dentro de su propio mundo como punto de partida. Es la premisa desde donde deben crecer, es el compromiso que tomamos con nuestro lector; no porque yo quiera que mi protagonista viva voy a destruir al villano convirtiéndolo en un estúpido o voy a usar un deus ex machina para conseguir que los buenos ganen a pesar de que todo estaba perdido. ¿Verdad que todo esto os suena?
Con todo esto no quiero que todos los protagonistas mueran cuando se encuentren en una situación de adversidad. No me malinterpretéis. Hay muchas maneras de conseguir que el protagonista brille o que los personajes consigan vencer. De ahí está lo que llamamos desarrollo de personajes. De igual manera, la muerte de un personaje principal puede ocasionar aún más impacto y ayudar al desarrollo completo de la historia. Puede que yo mismo me esté decantando hacia una novela más realista. Pero lo que me gustaría deciros es que dejéis volar vuestra imaginación, siempre ciñéndoos a lo que habéis creado y que no os tiemble el pulso a la hora de cortar por lo sano y dejar que alguien sufra las consecuencias de la derrota. Estoy seguro de que los lectores lo aceptarán y vosotros, como escritores, creceréis aún más.
Y con esta pequeña reflexión me despido, espero que haya servido para algo y os invito a reflexionar sobre vuestras propias experiencias con las historias que consumís. ¿Qué expectativa tenéis sobre el destino de los protagonistas? ¿Y cómo estas expectativas afectan la apreciación de la narrativa?
Dicho todo esto, nos vemos en el próximo artículo.
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